M IMPERIALISMO MODERNO – LA
EXPANSIÓN CAPITALISTA
La palabra imperialismo se
utiliza frecuentemente para explicar la
Expansión territorial y el
sometimiento por la fuerza que ejerce un pueblo
Poderoso sobre otro más débil. En este
sentido, se puede hablar de
imperialismo para referirse tanto a la
expansión de los antiguos egipcios
como a la persa o a la romana del siglo I d.C.
Sin embargo, a principios
del siglo XX, el término imperialismo adquirió un
Significado más preciso.
Algunos pensadores comenzaron a utilizarlo para
Explicar el proceso de
expansión que en ese momento estaban
protagonizando las potencias capitalistas El
imperialismo no se refirió entonces
a cualquier expansión, sino
a una expansión particular.
El primero en intentar una
definición teórica del imperialismo fue el economista
Liberal ingles John A. Hobson. En su obra
Imperialismo, un estudio (1902), analizó
La expansión colonial europea sobre África.
Advirtió que en las metrópolis había
Un exceso de capitales y esto hacía que no
hubiera inversiones rentables.
Para poder seguir obteniendo
altas ganancias, los capitalistas buscaban invertir sus
Capitales en los mercados
ultramarinos. Por ello es que los grandes inversores de
los países industrializados presionaban a sus
gobiernos para que éstos
emprendieran una
intervención política y militar en África. El estudio de Hobson
puso entonces el acento en que el imperialismo
era una expansión colonial que
obedecía a la necesidad económica de los
países industrializados.
Tomando como punto de
partida la obra de Hobson, los revolucionarios marxistas
Lenin y Rosa Luxemburgo expusieron el punto de
vista socialista para explicar el
fenómeno del imperialismo.
En su obra El
imperialismo, fase superior del capitalismo (1916), Lenin sostuvo
que el desarrollo del
capitalismo lleva inevitablemente a una fase superior —la etapa
imperialista—, cuyos rasgos principales son:
la concentración de la producción y
El surgimiento de los
monopolios; la unión del capital bancario e industrial, que
Origina el capital financiero; la exportación
de capitales; la asociación de monopolios
Internacionales que se reparten el mundo; el
reparto territorial de todo el mundo
por parte de las potencias europeas.
Lenin pensaba que la
expansión de los monopolios y de las potencias imperialistas
llevaría inevitablemente a un conflicto
internacional, debido a que los capitalistas
Estaban obligados a buscar
nuevos mercados. Cuando todos los mercados ya
Estuvieran repartidos la guerra sería
inevitable.
Al mismo tiempo que Lenin y
otros pensadores socialistas criticaban los efectos de la
Expansión imperialista,
algunos dirigentes políticos de la época, como los ingleses
Ceci Rhode y Joseph
Chomberlain o el norteamericano Theodor Roosevelt, la
Defendieron. La creían
necesaria para garantizar la seguridad económica de
Sus naciones.
Muchos intelectuales
británicos de la época ayudaron a difundir el ideal imperialista.
Lord Rosebety afirmó en 1893: “Somos
responsables de que el mundo, en la
Medida en que aún está por
moldear, reciba un carácter anglosajón y no otro.
El poeta Rudyard Kipling,
por su parte, expuso la doctrina de la “responsabilidad
Del hombre blanco’. Creía
que era un deber de las naciones blancas transmitir los
Logros de la civilización
europea a los pueblos atrasados…
Theodor Roosevelt y el
Gran Garrote. Theodor Roosevelt (1858-1919) El presidente de los Estados
Unidos en los primeros años
del siglo XX. Su agresiva
política exterior fine conocida con el
nombre de Big Stick (Gran
Garrote). En un discurso pronunciado en 1899, siendo aún vicepresidente,
expresó: “El desarrollo de la paz entre las naciones está confinado
estrictamente a aquellas que son civilizadas. Con una nación bárbara la paz es
condición excepcional. En los confines entre la civilización y la barbarie, la
guerra es generalmente normal.
Que los bárbaros sean el
indio rojo en la frontera de los Estados Unidos, el afgano en los confines de
la India Británica o el turcomano quien limita con el cosaco de Siberia, el
resultado es el mismo. A la larga, el hombre civilizado encuentra que no puede
conservar la paz más que subyugando a su vecino bárbaro, pues el bárbaro no
cederá más que ante la
fuerza […]. Toda expansión de civilización trabaja para la paz. En otros
términos, toda expansión de una potencia civilizada significa una victoria para
la ley, el orden y la justicia. (…) En todos los casos la expansión ha
sido un provecho, no tanto para la potencia que se beneficia nominalmente como
para el mundo entero.”
Con base en la doctrina
Monroe, el presidente Theodoro Roosevelt proclamó el derecho
de Estados Unidos para ayudar a cualquier nación latinoamericana amenazada por
intervención, así como para fomentar gobiernos políticamente estables.
Durante su mandato
(1901-1908) impuso su visión de la doctrina mencionada por los medios más
duros: la política del “gran garrote” (big Stick), que se tradujo en
presiones para con los gobiernos latinoamericanos, pérdida de soberanía,
intervenciones militares, expansión de los monopolios y explotación de los
recursos naturales.
Las tropas estadounidenses
permanecieron en Santo Domingo de 1904 a 1924; Cuba estuvo ocupada militarmente
de 1906 a 1909; Nicaragua experimentó la invasión militar entre 1909 y 1912;
Honduras de 1910 a 1912; Guatemala sufrió las presiones comerciales de la United
Fruit Company en 1905; y Haití vivió el desembarco de las tropas
estadounidenses en 1914.
Las administraciones de
Roosevelt, Taft y Wilson expresaron el reforzamiento de la hegemonía estadounidense
en América Latina, en particular en la zona centroamericana y caribeña, en el
rubro de la explotación agrícola (azúcar, café y plátano).
Los grandes monopolios como
la United Fruit Company, la Santo Domingo Improvement o
la American Sugar Refinial estuvieron presentes en las
naciones centroamericanas: la economía de enclave se desarrolló en forma
especial en el sector bananero, con lo cual las economías locales dejaron de
percibir importantes ingresos.
Una gran infraestructura,
ferrocarriles y puertos, surgió como consecuencia de la necesidad de
transportar los productos agrícolas al mercado estadounidense.
RESUMEN SOBRE LOS TIPOS DE
IMPERIALISMOS Y SUS CONSECUENCIAS
Los imperialismos, sus
clases.
Abusos del sistema liberal
En la historia de la humanidad hemos tomado conocimiento de la existencia de
imperios o sea grandes Estados formados por varias naciones que le están
sometidas. Así en la edad antigua recordamos los imperios asirio, persa, chino,
japonés, medo, romano, etc.; en la edad media, el Imperio Carolingio, el de
Alemania, los imperios de Occidente y de Oriente, el de los seleucidas, el
otomano, el de los mogoles, etc.; en la edad moderna, e imperio austrohúngaro,
el alemán, el francés, el británico, etc.
Por imperialismo entendemos
la tendencia de ciertos Estados a extender su dominio sobre otras naciones. De
ello se deduce que el imperialismo no es un fenómeno exclusivo de los Estados
totalitarios sino también de los Estados democráticos.
No obstante debemos recalcar que todo imperialismo, es,
en si mismo, antidemocrático dado que se encuentra en pugna con los principios
de igualdad jurídica de los Estados y el de no intervención en los asuntos
internos de las naciones soberanas.
Existen diversas clases de imperialismos, a saber:
a. Imperialismo económico
b. Imperialismo político
c. Imperialismo ideológico.
A) IMPERIALISMO ECONÓMICO
Es aquel que se lleva a la práctica con el fin de dominar
el mercado de productos o financiero de otros Estados ejerciendo su acción
sobre pueblos económicamente débiles. Una de las formas más comunes de llevarlo
a cabo es mediante la adquisición de las más poderosas empresas industriales y
comerciales del país que se desea anexar económicamente como así también de sus
servicios públicos esenciales (electricidad, gas, transportes, teléfonos,
etc.).
B) IMPERIALISMO
POLÍTICO
Es el imperialismo clásico que tiene por objeto anexar al
país imperialista territorios de otras naciones. Sin embargo no siempre la
invasión armada o la conquista son las formas de llevar a cabo este tipo de
imperialismo; a veces la celebración de tratados o acuerdos o la infiltración
ideológica y la presión, que puede ejercerse sobre un determinado país obliga a
países débiles políticamente a solicitar la anexión de todo o parte de su
territorio a una potencia poderosa. Ejemplos de estas últimas tácticas fueron
utilizadas por Hitler y la Unión Soviética. La
anexión de las islas Malvinas a Inglaterra es otra de las formas de llevar a la
práctica el imperialismo político.
C)
IMPERIALISMO IDEOLÓGICO
Esta forma de imperialismo se ejerce mediante la
penetración de ideas de un país a otro con el fin de ampliar su zona de
influencia. Él fascismo italiano y el nazismo alemán son pruebas elocuentes de
ello; en la actualidad el comunismo ha puesto en ejecución una de las mayores
campañas de penetración ideológica hasta hoy conocidas.
Abusos del sistema liberal
Las dos grandes doctrinas políticas son: el liberalismo y el estatismo.
En el liberalismo se otorga un gran predominio a la
libertad individual actuando en tal emergencia el Estado como un simple
guardián de las cosas comunes e interviniendo sólo en aquellas actividades que
no están en condiciones de asumir los particulares.
Deja librado a éstos el manejo de todos los recursos
económicos y, por lo tanto, desprotegida a la comunidad de los abusos que
pequeños grupos de individuos pueden llegar a cometer con miras a la
satisfacción de sus minúsculos intereses.
La Humanidad ha contemplado en el pasar de su existencia
numerosos ejemplos de tales abusos y de las consecuencias que ellos han tenido
en la marcha de los pueblos.
Pueblos sacrificados en base al mantenimiento de una
minoría que impuso condiciones infrahumanas en aras de sus propios beneficios,
clases sociales enfrentadas entre sí que convulsionaron el orden y la armonía
de sus respectivos países y, por último, la reacción ante tremenda injusticia
con el consiguiente accionar de una fuerza incontrolable que no siempre trajo en
sus efectos el bienestar deseado.
De allí entonces que el liberalismo como doctrina de
aplicación absoluta ha presentado grandes grietas en el tiempo que si bien ha
permitido incursionar en la organización social moderna otras doctrinas de
carácter no menos violentas como algunas socialistas ha tenido que soportar el
freno de la intervención de la Iglesia que a través de su Doctrina Social ha
tratado de poner las cosas en su lugar.
CONSECUENCIA DE LOS IMPERIALISMOS
El marxismo
Se conoce como marxismo una serie de interpretaciones y ensayos de Carlos
Marx que tienden a explicar distintos fenómenos, entre los cuales se
encuentra la concepción materialista de la historia(Materialismo
histórico). Se conoce como concepción materialista de la historia o como
materialismo histórico al estudio de los principios generales del materialismo
dialéctico en el campo de la sociología, y
de la historia. Es decir, a una interpretación científica de los procesos
sociales en una forma ordenada, según la dialéctica y que permite explicar la
evolución histórica.
Para Marx la historia del hombre en sociedad
no es otra cosa que la relación fundamental hombre-naturaleza-hombre. La
Historia nace y se desarrolla a partir de la primera mediación que pone en
relación al hombre con la naturaleza y al hombre con los otros hombres: el
trabajo. El primer hecho histórico de la historia es la producción de los
medios indispensables para la satisfacción de las necesidades básicas del
hombre (comer, beber, procrear). La Historia es, por
consiguiente, la historia de las fuerzas productivas y den los hechos
históricos básicos que derivan de esta relación.
Se llama materialismo porque se encara la naturaleza
desde el punto de vista material y se dice dialéctico porque permite la
comprensión, de una manera dinámica, de los procesos que sufre la materia, Así
el materialismo dialéctico establece las leyes generales, según las cuales, la materia
se transforma.
Es interesante consignar que la base del materialismo
dialéctico más que una creación de Marx es de su amigo Engels quien inició,
aunque no terminó, una Dialéctica de la Naturaleza mediante la cual se propuso
formalizar las leyes del movimiento y la evolución de la naturaleza, la
sociedad y el pensamiento humano.
Como puede interpretarse, los campos de aplicación del
materialismo dialéctico son muy amplios y, en ese sentido Marx, por ejemplo, lo
utilizó ampliamente en el estudio de la economía.
Sería sumamente difícil exponer detalladamente la
totalidad de los trabajos de Marx y sus continuadores, pero estimamos que
existen algunos puntos interesantes que son imprescindibles para comprender las
ideas marxistas que fueron adoptadas por el Partido comunista y sobre todo
aquellas que fueron inter Ínretadas por Lenin y
constituyen os fundamentos del actual marxismo-leninismo.
La posición del Marxismo y del marxismo leninismo será
clasificada ubicándola dentro de una versión general de las distintas formas de
socialismo.
Camino a la intervención norteamericana
Sucesión Política de Lilís (Ulises
Heureaux). Entre las figuras que intervinieron en el
derrocamiento del presidente Heureaux, poniendo fin a sus 15 años de poder
unipersonal, estuvieron Juan Isidro Jiménez y Horacio Vásquez. El primero había
organizado una expedición antililisista en un vapor de nombre Fanita, poco
antes del asesinato del dictador. Y el segundo participó, junto con Ramón
Cáceres y Jacobino de Lara, en el mismo ajusticiamiento.
Ambos personajes constituyeron los principales liderazgos
antagónicos de una época caracterizada por la convulsión política y las
presiones extranjeras que desembocarían en la invasión y ocupación
norteamericana de 1916. Debido a la popularidad de las peleas de gallos, sus
facciones fueron denominadas como los jimenistas o bolos y los horacistas o coludos. Los
jimenistas estaban integrados en su mayoría por los antiguos lilisistas, mientras
que los horacistas procedían del extremo más liberal del antiguo Partido Azul.
Golpes de Estado contra uno y otro grupo, levantamientos
armados y persecución política entre sus partidarios fueron la nota distintiva
de la política interna, en tanto aumentaba el acoso extranjero a la soberanía
nacional.
Presiones europeas y norteamericanas. A
inicios del siglo XX, los tenedores de bonos europeos de la deuda dominicana
emprendieron una campaña frente a sus respectivos gobiernos para que conminaran
a pagar al Estado dominicano. Otro tanto hizo la Santo Domingo Improvement
Company, al llevar su caso ante el Departamento de Estado de los Estados Unidos
para que fuera el propio Gobierno norteamericano el que defendiera sus
intereses.
Protocolo de 1903
En 1903, siendo presidente Horacio Vásquez, se firmó con
la Improvement un protocolo por el que República Dominicana reconocía tener
respecto a dicha empresa obligaciones ascendentes a 4.5 millones de dólares, y
se comprometía a saldar la deuda de acuerdo a la forma de pago establecida por
un arbitraje internacional compuesto por un árbitro nombrado por la República
Dominicana, otro por los Estados Unidos y un tercero por acuerdo de ambos
gobiernos, pero que, en su defecto, sería un miembro de la Suprema Corte del
poderoso país.
Laudo arbitral, 1904
El consiguiente laudo arbitral de junio de 1904 dispuso
la especialización de los ingresos de las aduanas de Montecristi, Puerto Plata,
Samaná y Sánchez al pago de los valores adeudados a la Improvement, al tiempo
que consignó la incorporación de un agente financiero de la compañía para
encargarse de fiscalizar los ingresos aduanales y autorizar los gastos del
Estado dominicano. Debido al rechazo de los tenedores de bonos europeos y de
los acreedores dominicanos, esta cláusula no fue aplicada.
Modus Vivendi, 1905
Luego de una serie de negociaciones llevadas a cabo entre
el presidente de los Estados Unidos, Theodore Roosevelt, y el de República
Dominicana, Carlos Morales Languasco, y de un acuerdo no ratificado por el Senado
norteamericano en virtud de que virtualmente implicaba el establecimiento de un
protectorado sobre la República Dominicana, se estableció el 31 de marzo de
1905 el arreglo provisional “Modus Vivendi”.
Mediante este pacto, el presidente dominicano autorizó a
su contraparte a nombrar una persona encargada de percibir las rentas de las
aduanas para ser distribuidas de la siguiente manera: 45% del total de las
entradas a ser entregadas al Gobierno dominicano a fin de atender las
necesidades de la administración pública nacional; el 55% restante a ser
utilizado por el Gobierno norteamericano para el pago de los empleados de las
aduanas y para crear un depósito en un banco de Nueva York “…a beneficio de
todos los acreedores de la República, tanto dominicanos como extranjeros”. El
contralor general de Aduanas designado por el Gobierno estadounidense fue el
coronel George R. Colton.
Este plan contribuyó a reducir el contrabando, aumentó la
cantidad de ingresos que recibía el Estado dominicano y contentó a los tenedores
de bonos europeos, que ahora veían que el propio Gobierno norteamericano, y no
una empresa particular, se ocupaba de garantizar el cobro de sus acreencias.
Quince meses después de haber iniciado la ejecución del
arreglo se habían depositado en el Banco Nacional de New York unos 2 millones
de dólares.
Plan de ajuste
En el mismo año de 1905, el presidente Roosevelt envió un
experto financiero para determinar a cuánto exactamente ascendían las
acreencias reclamadas a la República Dominicana, y en qué proporción eran
deudas legítimas o fraudulentas. El señor Jacobo Hollander reportó que para la
fecha el monto de las deudas reclamadas, tanto en el plano interno como
internacional, se situaba en cuarenta millones de dólares, si bien esta suma
podía ser reducida en más de la mitad, ya que muchos de los reclamos carecían
de legitimidad. De ahí que entre los meses de marzo y septiembre de 1906, los
dos gobiernos trabajaran en conjunto verificando cada uno de los expedientes, y
obligaran a los acreedores a aceptar una reducción de sus demandas. La deuda
total de la República Dominicana quedó entonces fijada en diecisiete millones
de dólares.
Consolidación de la deuda y Convención Domínico-Americana
de 1907
En vista de que uno de los objetivos de la política exterior
de los Estados Unidos era tener pleno dominio de las Antillas para así
fortalecer su posición en el canal de Panamá, al presidente Roosevelt le
resultaba claro que República Dominicana no debía tener acreedores europeos que
pudieran atraer a la zona la influencia de sus respectivos gobiernos. Por eso
propició que la firma Kuhn, Loeb & Company de New York prestara al país
veinte millones de dólares, los cuales serían destinados a la cancelación de
todas las deudas pendientes, mientras que los tres millones sobrantes se
dedicarían en principio a la realización de obras públicas y otras inversiones
pero en verdad fueron usados discrecionalmente por el presidente Ramón Cáceres
para consolidar su poder en la Primera Magistratura de la República. Los técnicos
del Banco de New York recibieron una comisión de 800,000 dólares.
Acompañando a este préstamo, el Congreso aprobó el 3 de
mayo de 1907 la Convención Domínico-Americana, tratado por el que el gobierno
dominicano entregaba la administración y el control de sus aduanas al Gobierno
de los Estados Unidos hasta completar el pago de la nueva deuda, y por el que
se comprometía a no modificar su tarifa aduanera ni a aumentar su deuda pública
sin el consentimiento previo del presidente de los Estados Unidos. Los ingresos
aduanales serían repartidos en la misma forma establecida por el “Modus
Vivendi”: 45% para el Gobierno dominicano, 5% para el pago de los empleados de
la Receptoría General de Aduanas y el 50% para el saldo del empréstito.
El artículo segundo de la Convención consignaba que el
receptor general de Aduanas nombrado por el presidente de los Estados Unidos
contaría con la protección del Gobierno norteamericano en caso de que el
dominicano se encontrare imposibilitado de prestarla.
De esta forma se aseguró el dominio de los Estados Unidos
sobre la República Dominicana a principios del siglo XX.
En un alegato en contra de la aprobación de la Convención
de 1907, el diputado Alfredo Morales afirmó (extraído de la Enciclopedia
Ilustrada de la República Dominicana, Tomo VII, pág. 201):
“Los Tratados de protectorado o vasallaje, que siempre se realizan entre
Estados poderosos y Estados débiles o bárbaros, han tenido a menudo, como único
objeto, lo que se denomina en tiempos modernos conquista pacífica. Nunca un Estado
fuerte acude en ayuda de uno débil sino cuando le guían determinados intereses.
Es bien larga la lista de las usurpaciones cometidas por la gran República de
América del Norte bajo el pretexto de la doctrina de Monroe (…) si aprobamos
las negociaciones en curso, la República Dominicana no podrá en el porvenir
tratar de igual a igual con otra Nación; dejará de ser un Estado Independiente,
de tener una personalidad internacional.”
Las recaudaciones
Fruto de estos “acuerdos” las recaudaciones aduanales experimentaron
un incremento constante que se vio favorecido por el fomento, aumento y
diversificación de la producción agrícola, el alza de sus precios en el mercado
internacional y, a partir de 1910, por la disposición del presidente de los
Estados Unidos, William Howard Taft, de reducir en un 15% la tarifa aduanera de
derechos de importación y en un 50% la de exportación.
En esos años se registran los siguientes ingresos por
aduanas:
Año
|
US dólares
|
1904
|
1,864,755
|
1905
|
2,800,000
|
1906
|
3,692,000
|
1907
|
3,964,000
|
1908
|
4,029,000
|
1909
|
3,862,000
|
1910
|
4,705,000
|
1911
|
+ 5,000,00
|
Muerte de Ramón Cáceres
El asesinato del presidente Ramón Cáceres, el 19 de
noviembre de 1911, desató una guerra civil entre el jefe del Ejército, Alfredo
Victoria, los horacistas que habían planeado la caída del gobierno de Cáceres,
y los rebeldes jimenistas encabezados por Desiderio Arias que momentáneamente
se apoderaron de las aduanas de la frontera. Esto último, unido al hecho de que
los haitianos aprovecharon el vacío de poder para ocupar territorios
dominicanos, impulsaron a los Estados Unidos a valerse de la Convención
Domínico-Americana de 1907 para intervenir y mediar en la política interna
dominicana que retomó una escalada de inestabilidad y caos. Entre noviembre de
1911 y noviembre de 1916 se instauraron ocho presidencias distintas, de las
cuales sólo dos –la de Eladio Victoria iniciada en diciembre de 1911 y la de
Juan Isidro Jiménez en diciembre de 1914– tuvieron carácter constitucional.
Contralor estadounidense, 1914
En enero de 1914, el gobierno provisional de José Bordas
aceptó el nombramiento por parte de los Estados Unidos de un contralor que
tendría a su cargo la supervisión de todos los gastos del Gobierno dominicano y
de la ejecución del presupuesto nacional. A cambio de ello, se avanzó al
Gobierno dominicano un adelanto de 40,000 dólares de los ingresos
aduanales y se le permitió utilizar 1,200,000 dólares en bonos no vendidos del
empréstito de 1907.
Plan Wilson, 1914
Ante el enfrentamiento de las fuerzas horacistas,
jimenistas y de otras facciones políticas (velazquistas y vitalistas) que
querían impedir que José Bordas permaneciera en el poder por medio de
elecciones fraudulentas, los Estados Unidos enviaron al país en julio de 1914
una comisión mediadora portadora de una propuesta redactada por el presidente
de los Estados Unidos, Woodrow Wilson. Bajo la amenaza de la infantería
norteamericana, el denominado “Plan Wilson” establecía:
• Deposición de las armas de todos los
revolucionarios.
• Elección por acuerdo entre ellos de un presidente
provisional. De lo contrario, el Gobierno norteamericano lo elegiría y lo
mantendría con su propia fuerza.
• Organización por parte del presidente provisional
de elecciones supervisadas por los Estados Unidos.
• Compromiso de todas las facciones a respetar el
nuevo gobierno, el cual además contaría con el apoyo del Gobierno
estadounidense que no estaba dispuesto a tolerar más revoluciones.
Juan Isidro Jiménez fue electo presidente en las
elecciones celebradas en diciembre de 1914.
La